Como todos los años, este mes se conmemora el Día Internacional de la Mujer Rural. La fecha -15 de octubre- se instituyó debido a la gran importancia que tiene en todo tipo de actividades agropecuarias. Se trata de un reconocimiento, para destacar su rol en espacios en donde su labor resulta imprescindible, aunque muchas veces no sean observadas.
En las actividades rurales la mujer desempeña un gran papel. Sobran ejemplos, en el mundo, y en nuestra región y provincia.
La diversidad productiva y la necesidad de tener que cubrir puestos de trabajos es tan grande que, en muchos de ellos, el papel de la mujer resulta no solo importante, sino fundamental.
El trabajo en el campo siempre fue considerado como un trabajo para el hombre, debido a la dureza de muchas labores. A medida de que fue pasando el tiempo la inserción de la mujer en muchos trabajos y labores se volvió, sin embargo, una realidad y, a la vez, una necesidad.
Las actividades en el ámbito rural son diversas. Requieren el trabajo contante de empresarios, técnicos, profesionales de diversa índole, investigadores, cosecheros, maquinistas, tractoristas y operarios varios. Todos ellos, a diario realizan una gran labor para que los productos del campo salgan y sean comercializadas y consumidos en diversos, mercados internacionales y nacionales. A su vez, esto permite que las riquezas del campo sean distribuidas finalmente en todas las actividades y en beneficio de la sociedad en su conjunto. A esto debemos sumar otras actividades relacionadas al campo, como las comerciales, industriales, gremiales, sociales y de medios de comunicación, que tienen gran importancia en el desarrollo agropecuario.
Dar estos ejemplos nos permite visualizar la importancia del trabajo que realiza el ser humano en las actividades agropecuarias y agroindustriales de un país, región o provincia. Pero hoy dedicamos esta columna a la real importancia que el trabajo de la mujer tiene en las actividades productivas.
Es bueno informar que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y un 43% de la mano de obra agrícola. A su vez, más del 50% están involucradas en algún proceso de la alimentación; y esto en la producción agropecuaria resulta muy importante de destacar.
Como dijimos, trabajar en el campo es duro y sacrificado. Por ende el hombre era el pilar del desarrollo de esta actividad. Pero eso fue cambiando con el tiempo y, por supuesto, con las necesidades de tener a la mujer al frente de algunas tareas. De hecho, su participación se volvió fundamental para que ciertas actividades productivas prosperen.
En todo momento se debe valorizar el papel de la mujer en las explotaciones agrícolas y en el mundo rural. Hoy el mundo laboral exige -y así debe ser- que se garantice la igualdad entre hombres y mujeres; se trata de uno de los principios fundamentales de cualquier país del mundo moderno.
Las mujeres siempre han estado presentes en el campo, aunque no se les ha tenido tan en cuenta como se las puede tener en la actualidad.
Algunas actividades productivas en la agricultura y en ganadería modernas que no podrían existir sin la presencia y el trabajo delicado de las mujeres. Si bien su trabajo en la explotación suele tener carácter complementario, su presencia y su labor sirven para consolidar el tejido social que sostiene a su familia y a su explotación.
La mujer realiza múltiples actividades relacionadas, directa o indirectamente, a trabajos agropecuarios. Tantas, que enumerarlas se haría muy extenso: actúan como profesionales, cosecheras, embaladoras, laboratoristas, tractoristas, administrativas, y personal de seguridad, entre otros.
Sin embargo, aún sigue existiendo una división de roles, que asigna a la mujer el cuidado de la casa, de la salud, de la educación y de sus familias; al hombre, en tanto, se le otorga el manejo de la tierra y de la maquinaria; la parte técnica de la actividad agropecuaria.
Más allá de esto, en las actividades rurales -y en todas las actividades laborales del mundo- aún queda mucho por hacer, mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad.
Lo que es seguro, es que el rol de la mujer en muchísimas labores y actividades rurales es prioritario para garantizar el éxito productivo buscado. Y muchas empresas agropecuarias del mundo y de nuestro país tienen muy claro esta cuestión, y le dan a la mujer el lugar que se merece, a raíz de la importancia de su labor y de la necesidad de tener una mano de obra fundamental e indispensable.